viernes, 4 de diciembre de 2009

Panorama de las Industrias Creativas y Culturales en Colombia; Juan Carlos Gaitán



Tomado de la Red de Emprendedores BAVARIA


Estimados Emprendedores y Emprendedoras 


El día 2 de Diciembre realizamos un webinar sobre “Panorama de las Industrias Creativas y Culturales en Colombia” dictado por Juan Carlos Gaitán, Director Ejecutivo de Prana, Incubadora de Empresas Culturales e Industrias Creativas. Gracias a los cientos de emprendedores que asistieron presencial y virtualmente, estos espacios siguen consolidándose como una estrategia eficiente para crear conocimiento entre todos los Emprendedores del país.

Para quienes deseen ver en diferido esta transmisión, dirigirse al siguiente vínculo:



http://livestream.com/webinars/video?clipId=pla_8378b389-0c88-4253-b6cc-112335358ff1

Un estimulo a la competitividad local. Revista IESE


Un estimulo a la competitividad local



Articulo Tomado del IESE
Antoni Subirà
Profesor de Dirección Estratégica del IESE







Hoy en día, nadie duda de la existencia espontánea de los clusters. Pero, ¿en qué momento se origina este tipo de agrupación de empresas? Aunque puede parecer un concepto nuevo, podríamos decir que la aparición de los clusters se remonta al neolítico, cuando el ser humano empieza a producir excedentes y descubre las ventajas económicas que se derivan de su intercambio. Los clusters y sus sinergias también se observan abundantemente en la economía medieval europea y sin interrupción hasta el presente.
El concepto de clusters aparece formalmente (aunque sin este nombre) en el tratado clásico de Alfred Marshall, cuando analiza las economías externas y las ventajas que se derivan de la concentración geográfica de las actividades económicas. Es en la década de los 90 del siglo XX cuando el concepto de cluster es definido con precisión por Michael Porter y su equipo en la Harvard Business School.
Tal como se concibe en los trabajos del prof. Porter, un cluster es una concentración de empresas e instituciones en un territorio relativamente pequeño que desarrollan actividades económicas interrelacionadas y que generan sinergias que las hacen a todas más eficaces. La ventaja competitiva que cada empresa logra por estar integrada en el cluster depende de su estrategia particular y de la “calidad” de las interacciones dentro del cluster. Estar en el cluster genera ventajas competitivas – a veces sutiles- pero reales, en caso contrario las empresas se deslocalizan y, en último término, el cluster se desintegra. Contrariamente, un cluster dinámico, con interacciones que generan un alto nivel de sinergias competitivas, crece y atrae nuevas empresas.
Hasta aquí el cluster como fenómeno real y esencialmente espontáneo. A partir de la publicación de “The Competitive Advantage of Nations”1, sin embargo, nos encontramos con una teoría que nos permite identificar clusters existentes y profundizar en sus mecanismos internos. Además, se empieza a crear una metodología para tratar de extraer más ventajas competitivas mejorando su funcionamiento. Por lo tanto tenemos ya:
 * Un fenómeno real espontáneo: “los clusters”.
 * Una metodología basada en la teoría desarrollada por Michael Porter y su equipo.
Esta era la situación a mediados de la década de los noventa. En aquel momento, algunos gobiernos comenzaron a pensar que las ideas desarrolladas alrededor de este concepto podían contribuir significativamente a los esfuerzos públicos para mejorar la competitividad de sus respectivas economías.
El profesor Eduardo Ballarín, recientemente fallecido, junto con el profesor Josep Faus, ambos del IESE, fueron pioneros en España - me atrevería a decir que en Europa – en el uso de la metodología de los clusters para la mejora de las políticas públicas de promoción de la competitividad. El autor es testigo de primera mano de esta afirmación porque tuvo el privilegio de trabajar con estas dos personas excepcionales desde su posición de conseller de Industria del Gobierno de Cataluña.
Pasada casi una década y media, la práctica totalidad de los gobiernos europeos, locales, regionales y nacionales tienen programas de fomento de la competitividad derivados más o menos directamente del concepto de cluster. El mismo gobierno de la Unión Europea se ha unido también a esta tendencia y ha creado recientemente un grupo de expertos, “European Cluster Policy Group”, del que el autor forma parte, con el objetivo de definir sus modos de actuación en este terreno.
Ahora nos encontramos que cuando se habla de clusters nos podemos estar refiriendo a tres cosas absolutamente distintas:
1. El fenómeno real que es, obviamente, anterior al nombre (cluster) y a la teoría.
2. La teoría y metodología que hoy por hoy esta dominada por las ideas y aportaciones de Porter.
3. Una variedad de utilizaciones políticas del concepto cluster orientadas a la promoción de la competitividad que han generado, a su vez, una diversidad de definiciones administrativas y de formas de actuar sobre aquellas realidades.

El panorama europeo de hoy sobre el tema de los clusters se podría calificar de complejo, debido principalmente al uso de la misma palabra para designar las tres cosas evidentemente distintas que acabo de describir. Por otra parte, es cierto que el concepto de cluster ha calado profundamente en casi todos los niveles gubernamentales, debido a su preocupación por fomentar la competitividad a nivel no solo macro sino también microeconómico.
En España, los primeros gobiernos que usaron sistemáticamente la metodología de los clusters fueron el de Cataluña y el del País Vasco. En el primer caso, debido a la colaboración ya mencionada de los profesores  Ballarín y Faus con el autor de estas líneas, entonces consellerde Industria del gobierno catalán; en el segundo caso, gracias al decidido impulso que en este sentido dio el entonces Vicelendakari y Consejero de Industria del gobierno vasco, Jon Azua.
Los resultados fueron suficientemente convincentes para que hoy prácticamente todos los gobiernos autonómicos estén usando la metodología cluster, así como algunas ciudades entre las que se encuentra Barcelona, cuyo proyecto más emblemático, en este sentido, es el llamado 22@. También el gobierno central a través del Ministerio de Industria, ha comenzado a poner en práctica políticas similares.

Consideraciones finales
En mi opinión, la aceptación general del concepto clusters y su metodología es un hecho positivo, porque permite que, a través de la identificación de estructuras funcionales de la realidad económica, como los clusters, se establezca un diálogo más inteligente y constructivo entre los entes públicos competentes –los gobiernos- y los elementos que componen la economía real-, las empresas. Sin embargo, esta tendencia no está exenta de peligros que principalmente se derivan, a mi parecer y en primer lugar, del uso equívoco del concepto cluster. Si se llama cluster a cualquier agrupación de empresas se puede olvidar fácilmente que los clusters genuinos son aquellos que representan una realidad espontánea y “natural” de creación y refuerzo de sinergias y se puede tender a confundirlos con construcciones artificiales, creadas por decisión administrativa, y orientadas básicamente a la canalización de subsidios públicos, en cuyo caso estaríamos distorsionando el sistema real de creación de sinergias con resultados al menos imprevisibles y potencialmente muy negativos.
A pesar de lo dicho, continúo siendo optimista sobre los beneficios para la competitividad de nuestros sistemas productivos que se derivarán del uso de la metodología de los cluster, uso que sin duda será mayoritariamente sensato.

Encuesta sobre Innovación en las Empresas. Año 2008: España

Principales resultados de la encuesta sobre Innovación en las Empresas. Año 2008
El Instituto Nacional de Estadística (INE), ha hecho públicos los datos provisionales de la encuesta sobre innovación en las empresas y correspondientes al año 2008.
PRINCIPALES RESULTADOS:
  • El gasto en innovación tecnológica creció un 10, 1% en 2008 y alcanzó los 19.919 millones de euros.


  • El 34, 8% de las empresas españolas de 10 o más asalariados fueron innovadoras. En este porcentaje están incluidas, por primera vez en 2008, las innovaciones no tecnológicas (organizativas y de comercialización).
  • El 20, 8% de las empresas españolas de 10 o más asalariados fueron innovadoras de producto o proceso en el periodo 2006-2008.
  • Las comunidades autónomas que realizaron un mayor gasto en actividades para la innovación tecnológica en el año 2008 fueron Comunidad de Madrid, Cataluña y País Vasco.
  • Extremadura, Comunidad de Madrid y Aragón fueron las comunidades autónomas que presentaron mayores tasas de crecimiento en el gasto en innovación tecnológica.


NOTA METODOLÓGICA:
La Encuesta sobre Innovación en las Empresas es un estudio integrado en los planes de estadística de la Unión Europea que tiene por objetivo ofrecer información sobre el denominado proceso de innovación, elaborando indicadores que permitan conocer los distintos aspectos de este proceso (impacto económico, actividades innovadoras, coste, ...) Se trata de un estudio que se ha dirigido a una muestra de más de 47.800 empresas de 10 o más asalariados del sector industrial, de la construcción y de servicios, incluyendo desde el año 2006 el estudio de la rama de agricultura, ganadería, caza, selvicultura y pesca.
Las actividades innovadoras son toda clase de actividades científicas, tecnológicas, de organización, financieras y comerciales, incluyendo la inversión en nuevo conocimiento, que conducen real o potencialmente a la puesta en marcha de innovaciones. A partir de esta definición se pueden distinguir dos tipos de innovaciones: innovaciones tecnológicas e innovaciones no tecnológicas.
Las innovaciones tecnológicas comprenden los productos (bienes o servicios) y procesos tecnológicamente nuevos así como las mejoras tecnológicas importantes de los mismos. Una innovación se considera como tal cuando se ha introducido en el mercado (innovaciones de productos) o se ha utilizado en el proceso de producción de bienes o de prestación de servicios (innovaciones de proceso). Las innovaciones tecnológicas están referidas en este estudio a los tres años anteriores al de elaboración de la Encuesta (periodo 2006-2008).