domingo, 29 de marzo de 2009

Articulo

Uno de los mayores desafíos es cómo las empresas están cambiando la cultura empresarial para aceptar la innovación.

Aunque muchos enfoques recomiendan la adaptación de la cultura empresarial a la innovación, existe poca información sobre los métodos para hacerlo.

Durante años, en el tema de la reducción de costos y la calidad de los procesos, se creó en muchas empresas una cultura que se centra en la excelencia operativa y la evasión del riesgo.

Para que la innovación pueda tener éxito como un objetivo empresarial, la cultura debe cambiar para adaptarse al riesgo y la incertidumbre que acompaña a un enfoque de innovación. Afortunadamente, existen importantes elementos que pueden ayudar a cambiar la cultura. Estos son: el compromiso de la alta dirección, el incentivo, la comunicación, la formación y la medición a través de indicadores.

La innovación se está convirtiendo en la principal estrategia corporativa. Más del 65% de los CEO (ejecutivos principales, o “Chief Executive Officer”) encuestados por el Boston Consulting Group acepta la innovación como uno de sus tres principales prioridades. Con la creciente competencia mundial y la reducción de ciclos de vida de los productos, es claro que la verdadera diferenciación puede venir sólo a través de la innovación coherente.

Los conceptos de innovación abierta y de colaboración de desarrollo serán entendidos y aceptados como la próxima gran ola en el arte y la ciencia de Desarrollo de Producto de Gestión de las prácticas.

Hace 20 años, la innovación se veía como un hecho, como algo operativo. Hoy, en cambio, se ve como algo estratégico, y que es un proceso que se debe gestionar.

La crisis crea un cuadro de necesidades sobrevenidas, al tiempo que genera un espacio importante para la innovación. Lo importante es ser capaces de ver que se generen estos espacios para hacer cosas importantes.

Porque la actitud, el estado de ánimo de quien toma las decisiones, es muy importante, ya que puede afectar negativamente a la innovación. Estamos ante un juego de equilibrios, entre el corto y el largo plazo, entre la teoría y la práctica.

Hay que ver la crisis como un contexto en el que florece la innovación, aunque sea doloroso. Por lo tanto, primero hay que arriesgarse a innovar, ya que vale la pena, pero ante todo hay que estudiar el comportamiento del mercado e identificar qué es lo que demanda.

Segundo, hay que incrementar constantemente la oferta para darles más opciones a los clientes. Tercero, hay que crear alianzas estratégicas o asociarse con nuevas empresas para explotar nuevos territorios. Cuarto, diversificar los productos y/o servicios sin descuidar nunca la calidad. Y por último, apostar a ofrecer siempre cosas diferentes.

A partir de lo anterior se formará un ambiente propicio a la innovación y será el inicio de un cambio a una cultura empresarial más innovadora.

*Profesor UTB

Doctorado en Ciencias Empresariales (Universidad de Mondragón).

larrau@unitecnologica.edu.co

Publicado en la Columna Empresarial del Diario El Universal de Cartagena de Indias, 27 de marzo de 2009